Reflexión de Antonio Rodrigo Torrijos, Responsable de Areas y Redes de IU Sevilla.
Este 1º de mayo se celebra, tras bastante tiempo, en un contexto especial. De un lado en el segundo año de pandemia y la crisis sanitaria derivada en económica y social y de otro, en plena efervescencia de la, llamémosle, eclosión fascista.
Si algo ha dejado manifiesto la pandemia ha sido la visualización y su vital importancia para la vida (en su acepción más amplia) de la clase trabajadora de este país. Imaginemos, solo imaginemos, qué hubiera sucedido sin los trabajadores del campo, de los servicios públicos, de la alimentación… en definitiva, de los trabajadores llamados esenciales pero, en general, sin las y los trabajadores. ¿Como se hubiese podido afrontar esta desconocida crisis sin su concurso, sin su esfuerzo, sin su trabajo? ¿Alguien se atrevería a pronosticarlo? yo sí, hubiera provocado la desolación más absoluta, el caos irresoluble en la atención a las necesidades básicas de la población.
De ahí que a la tragedia en términos de dolor, salud y muerte provocada por la Covid19, la ausencia del aparato productivo, asistencial, social y cultural, hubiese sumado otra, si cabe aún más devastadora y terrible.
En la lucha ideológica sostenida por el neoliberalismo y sus aparatos culturales y mediáticos para hacer desaparecer el concepto clase trabajadora a favor de un estamento superior al que llamamos clase media y así diluir, artificialmente, el sentido de pertenencia a la clase que todo lo produce y de la que todo depende, la evidente constatación de su incongruencia(la de la desaparición) la ha mostrado, precisamente, la pandemia y el incontestable hecho de que los trabajadores, sean del sector público o del privado, están y son. A mayor abundancia, no solo esto resulta ser cierto y así lo ha certificado la crisis sanitaria, sino que cuando y por elevación, el sistema da por superada las contradicciones de clase (la lucha de clases) muestra su inconsistencia pues lo obvio es que si están, son Clase… no obstante si alguna duda hubiese al respecto ya la dejó resuelta el multimillonario y financiero Warren Buffet cuando interpelado sobre si existía la lucha de clase, respondió: Sí y la vamos ganando. Y, queridas, queridos amigos, de eso se trata en este 1º de mayo, de reflexionar sobre la clase trabajadora, su vigencia, su evidencia en la producción y los servicios y también sobre su identidad como clase, frente a la postmodernidad que lo niega pretendiendo sostener no solo la postverdad de la muerte de las ideologías sino la negación de las contradicciones capital trabajo.
Por ello este 1º de mayo es tan importante y por eso nos exige a las fuerzas del trabajo, a los progresistas y a las izquierdas, participar en las movilizaciones convocadas por los Sindicatos (por cierto, instrumentos de organización y lucha que, coherentemente con sus intereses y objetivos, el neoliberalismo también viene agrediendo de manera persistente).
Y si este es un objetivo para este aniversario del día de lucha por antonomasia de clase trabajadora, también lo es la exigencia de que ahora toca cumplir con los trabajadores y saldar la deuda en términos de derechos, salarios y condiciones de vida que este país tiene con ellos.
Item más, en el actual escenario económico y político y ante el repunte del fascismo de la mano del capitalismo financiero y sus marionetas culturales, políticas y mediáticas, las fuerzas de izquierda (especialmente) tenemos que impulsar y apoyar esta movilización fortaleciendo la defensa de los derechos sociales y lo común (lo público), así como la Libertad y la democracia.
Estamos en un momento de grave emergencia democrática, el fascismo está crecido, justificado y apoyado por poderosas fuerzas económicas y sectores del propio Estado, está emergiendo e intentando, sin ocultarlo, acabar con los derechos y libertades que tanto costó conquistar. ¡Ni podemos, ni debemos permitirlo!
Por todo ello este 1º de Mayo es singular y nos demanda, hoy más que nunca, participación y compromiso. ¡Viva el 1º de Mayo!